Es hora de retomar todo esto. En momentos de estrés, de cambios de era, de fechas más o menos significativas, parece que no es raro perderse en lo accesorio antes de poder hacer frente a lo importante. Y, por si eso fuera poco, viene todo acompañado de intenciones del tipo "esta vez, sí que sí".
Así que actualizo perfiles, me uno a nuevas redes sociales, me reafirmo en las razones para no caer en las de siempre -sigo sin Facebook, como si eso, a estas alturas, fuera todavía no estar en el mundo-, prometo retomar el contacto con toda esa gente a la que, en realidad, casi siempre me limito a ir mudando de una red a otra sin que eso pase a significar algo más que un número; sin el contenido primero de "contacto" lo demás es quedarse en la superficie o perderse en insondable universo de las posibilidades.
Lo mismo pasa con este afán de aparecer, de sumar perfiles y nombres de usuario -por no hablar de las contraseñas olvidadas y repetidas de forma tan poco recomendable-, de figurar con distintos colores. Como si el hecho de acumular iconos significase que se han hecho más cosas, aunque sólo sea por el tiempo que hay que dedicar a tener todo esto más o menos actualizado.
Cuando, una vez más, lo que marca la diferencia es el contenido real, por raro que parezca en estos tiempos de fachadas y fotos de perfil. La diferencia la marcan aquellos que son capaces de escapar de la simple acumulación y de la pasividad del "Modo lurker" para darle un volumen y un uso profundo a todas estas herramientas tan maravillosas (sí, lo son) que existen.
El último paso, claro, es generar contenido con enjundia, novedoso por su información o su punto de vista, que merezca la pena invertir tiempo en valorarlo. Pero eso ya es otro tema.
Así que en éstas estamos. Y sí, aquí me tenéis.
Mientras, "life is happening".